Difícilmente el resultado del
concurso de History Channel, que
buscaba elegir al "gran colombiano" de la historia, podía ser más
coherente. Aclaro que llegué tarde al concurso, tanto en el hecho de
simplemente enterarme de su existencia, como en lo referente a la emisión
televisada que divulgó los resultados.
Primero supe por ahí, en alguna
red social, que había un concurso que buscaba elegir al colombiano más
destacado de la historia. Pero cuando traté de indagar cuáles eran los
criterios para elegirlo, sólo encontré una lista, entre absurda y ridícula, de
colombianos "más importantes", nominados por quién sabe quién.
Después, cuando el domingo pasado llegué a casa en la noche, encontré a unos
invitados nuestros viendo el programa que revelaba los resultados, y no tuve más
remedio que unírmeles.
De inmediato me actualizaron de las
consabidas sorpresas, como que en una de las categorías en que habían dividido
al concurso (artes, ciencias y humanidades) había superado el dudoso científico
Patarroyo a nadie menos que a Gabriel García Márquez. Después, al mejor estilo
de cualquier reality show -con expectantes pausas de reinado de belleza y
todo-, conocimos que el absoluto ganador, por una diferencia de casi el doble
de los votos sobre el segundo, y a distancia astronómica de los demás, era
Álvaro Uribe Vélez.
A mí no me sorprendió el resultado.
Pero al periódico El Espectador, que
hasta donde entiendo era uno de los aliados del concurso, no sólo le
sorprendió, sino que no estuvo de acuerdo. Tanto así que el portal Semana.com, subtituló de esta manera un
artículo al respecto: "El Espectador
asegura que este es el precio de 'votar la historia' y que Uribe no nos
representa."
Que Uribe no nos representa. Entonces
se trata de eso, de quién nos representa mejor, de acuerdo -supongo- a una de
las acepciones que de "representar" trae el diccionario de la
RAE: "Ser imagen o símbolo de algo, o imitarlo perfectamente." Y, en
ese orden de ideas, no me sorprenden los resultados, repito, sino que, contrario
a la opinión de El Espectador, y como
dije al principio, me parecen de una coherencia insuperable.
Álvaro Uribe, a quien harto conocemos
los colombianos, gracias a sus dos períodos presidenciales, es un sujeto
sin sentido del humor, incapaz de reírse de sí mismo, intolerante ante las
críticas y las opiniones contrarias. Álvaro Uribe es alguien proclive a
arreglar los pequeños desacuerdos a las trompadas ("Sea varón",
"Le parto la cara, marica"), y los grandes a físico plomo, como lo
demuestran sus acérrimas arremetidas contra cualquier intento de una salida
negociada al conflicto colombiano. Álvaro Uribe es un tipo pendenciero. Álvaro
Uribe tiene un estilo nepotista y mafioso, y si no baste recordar la defensa
ciega a sus secuaces de gobierno -saltándose incluso la ley colombiana-, y la
información privilegiada de la que gozaron sus hijos para el éxito en algunos
de sus negocios, la cual fue facilitada indirectamente -o directamente, quién
sabe- por él, gracias a su cargo de presidente de la república.
*Caricatura tomada de El Espectador
*Caricatura tomada de El Espectador
Para Álvaro Uribe acomodar las normas
a los propios intereses es algo normal, por lo que no tuvo reparos en reformar
nada menos que la constitución, y así poder ser reelegido para un segundo
mandato. Álvaro Uribe es el típico matón del barrio, el vecino problemático que
molesta a los demás, que se mete sin permiso en el patio del vecino. Álvaro
Uribe es el mal perdedor que siempre le está echando la culpa al árbitro cuando
sale derrotado. Álvaro Uribe es el hombre que con tal de conseguir fácil y
rápido y a como dé lugar lo que quiere es capaz de asociarse con personajes
oscuros, o si no que lo diga alias Job, o las decenas de políticos que apoyaron
su campaña y después terminaron presos. Álvaro Uribe es un tramposo que espía a
la oposición para ganar la posición dominante. Álvaro Uribe tiene una particular
manera de concebir la administración justicia: "Esos muchachos seguramente
no estaban allá recogiendo café". Álvaro Uribe es de los que confunden el
verbo liderar con el verbo mandar, y por eso no guía a nadie sino que vocifera
órdenes perentorias.
Álvaro Uribe, como el pueblo
colombiano, es un conservador recalcitrante que se hace llamar liberal; un
cavernario incrustado en el siglo XXI. Y, tal como el pueblo colombiano, es
tolerante con la corrupción (no le cupo un escándalo más a sus dos gobiernos) e
intolerante con todo lo demás; es mojigato, rezandero, ordinario, irascible,
vulgar, chabacano, burdo. Es, como decía alguien, un personaje decimonónico que
suspira por feudos y latifundios.
¿Qué más quieren? ¿Es o no es Álvaro
Uribe un representante válido del pueblo colombiano? Sí, sí lo es. De este
pueblo inculto que a duras penas lee periódicos, y por eso consideró para la
distinción del “gran colombiano” a una adolescente que ganó una carrera de
bicicletas, y a un pseudocientífico que lleva media vida estafándonos. A
diferencia de, por ejemplo, el pueblo mexicano, que eligió a Benito Juárez como
el “gran mexicano”. Dice mucho eso de la cultura de un pueblo, el cual sabe lo
que pasó en su país hace doscientos años, y, en consecuencia, elige a un
personaje de gran peso en su historia. A un personaje como Juárez, que fue un
reformista, un adelantado al menos cien años a su época; un personaje que
separó la Iglesia del Estado. A un personaje que es la antítesis de nuestro
Álvaro Uribe, quien –cómo negarlo- es efectivamente el “gran colombiano”.
Él nos representa a la perfección. Él
es Colombia.
@samrosacruz
@samrosacruz
Ciertamente creo que eres la vez de mucho colombianos... es el gran poder de los medios que no hacen mas que vender imágenes lastimosamente muy ajenas a la realidad... siempre un guste leerte y sobre todo compartir tu opinión...
ResponderEliminarEs un gran colombiano, sin duda, Uribe, Uribe RARARA
ResponderEliminarResentido!!, y hablando de mal perdedor,que atrevido! Acaso los gobiernos predecesores tuvieron el valor de hacerle frente a una narco-guerrilla que cada vez mas se apoderaba de nuestra patria? Solo el nos forjo a pulso un pais mas seguro, encaro y desvertebro los principales capos del leproso narcotrafico, que atraves de tantos años hizo trizas la economia del pais, creando una falsa economia causante en gran medida de la profunda y maquillada crisis economica.
ResponderEliminarRespetado señor (o señora) Anónimo: temo que no leyó usted bien mi artículo, pues en la frase "...y hablando de mal perdedor..." se adivina que cree que yo estoy molesto porque el concurso lo ganó Uribe. No entiendo de dónde se deduce eso, si desde la primera frase del artículo ("Difícilmente el resultado del concurso (...) podía ser más coherente") hasta la última ("Él nos representa perfectamente. Él es Colombia") no hago sino mostrar mi total acuerdo con el resultado. Cosa distinta sería si yo, tal como hizo Álvaro Uribe con el tribunal de La Haya en el asunto del litigio fronterizo con Nicaragua, desconociera al History Channel como un árbitro idóneo después de divulgados los resultados. Pero yo no estoy haciendo eso. Eso lo están haciendo otros millones de colombianos (con petición formal y todo) malquerientes de Álvaro Uribe ¿Sí ve por qué digo que el representa a Colombia toda, hasta la que no está de acuerdo con él? Insisto: Él es Colombia.
EliminarRespetuosos saludos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAclaración: El comentario eliminado era mi propio comentario, que trasladé arriba, donde debía ir, es decir en el espacio correspondiente a la respuesta al comentario del señor (o señora) Anónimo. Lo hice así porque no era exactamente un comentario, como al principio lo había registrado, era una respuesta a un comentario. Y lo aclaro porque ahora, aquí arribita, sale una leyenda que dice: "Este comentario ha sido eliminado por el autor", y alguien podría pensar que censuro algún comentario, política que no va con este blog. Como dice en el encabezado: "Todos los comentarios o discusiones en torno a las columnas aquí publicadas, son bienvenidos"
EliminarNo joda, Pame: te mandaste de frente. Sin embargo, creo que en medio de todo, deberíamos considerar que no existe ningún Gran Colombiano, porque estas tierras sólo saben parir gentes chiquitas... La grandeza es para los millones de anónimos que pese a la realidad de sus días, todavía respiran.
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