El sábado en la mañana me encontré
a una amiga que me preguntó que si no me parecía Pékerman un genio, y yo,
contradiciendo mi costumbre de no enfrascarme en discusiones estériles tan
temprano, le respondí con la verdad: no, no me lo parecía. “Pero cómo dices
eso, ¿no ves cómo recuperó un partido que se perdía tres a cero y logró
empatarlo? Replanteó el juego”. Después de recordarle que el equipo local era
Colombia, y que un empate en esas condiciones se acerca más a una derrota que a
una victoria, le hice ver que, para no mencionar que dos de los goles fueron
penalties, hacer un planteamiento magistral en el segundo tiempo, que le
permitiera al equipo remontar un marcador adverso de tres goles, necesariamente
implica haber hecho un planteamiento estúpido en el primer tiempo.
Y añadí que, en ese orden de
ideas, sólo fue inteligente medio partido, así que, usando la misma ruta de sus
premisas, se podría concluir que el tipo era apenas medio inteligente; o, lo
que es lo mismo, medio bruto. Creo que aquella será la última conversación que mi
amiga y yo sostendremos por el resto de nuestras vidas. No creo que vuelva
siquiera a saludarme: deshonré al DT de la Selección Colombia. Pero así son los
nacionalismos: irracionales, dañinos, absurdos, enceguecedores.
Después, durante el resto
del puente, y más aún después del partido contra Paraguay, he oído –y leído-
cientos de veces la expresión “histórico”: en los bares, en los centros
comerciales, en los noticieros de TV, en programas radiales, en revistas y
periódicos… Un señor Meluk de El Tiempo habla de una clasificación “de leyenda”.
¿Por qué? ¿Qué fue lo legendario? ¿Ganó el torneo Colombia? No: quedó Argentina
por encima, y eso, que yo sepa, ha pasado todas las veces desde que se hace
este sistema de todos contra todos. ¿Qué es lo histórico, aparte de que esta
vez ni siquiera tuvo que enfrentar a Brasil, en un torneo en el que lo raro
sería no clasificar? (hay 4,5 cupos para 9 equipos en competencia, nada menos
que la mitad). ¿Dónde está lo trascendental? ¿En haber perdido la serie con
Venezuela?
Bueno, Pékerman en el portal
“Futbolred” dice, refiriéndose a la posibilidad de que Colombia sea cabeza de
grupo, que "¡esto es histórico! (porque) solo los campeones del mundo
fueron cabezas de serie.” Vaya, qué embustero es Pékerman. Y no hay nadie que se atreva a
corregirlo: Nigeria, Holanda, Portugal, entre otros, han sido cabezas de grupo
y, al menos en esta dimensión, nunca ha sido campeones del mundo. De modo que
eso tampoco es histórico.
Y todos esos “trascendentales”,
“históricos”, “legendarios” que escupen los comentaristas deportivos, y que los
colombianos nos tragamos sin masticar -y después repetimos como loros
amaestrados-, son captados al vuelo por las águilas al acecho de los políticos.
Es por eso que viven diciéndonos que cualquier cosa que suceda aquí es
histórica. Pero ni la firma de la paz será histórica en este país. ¿Saben
ustedes cuántos armisticios se han firmado en Colombia, cuántas guerras se han
terminado y han vuelto a empezar otras?
Cuenten las principales: la
de Centralistas y Federalistas (período en el que hubo tantas que se engloban
todas bajo el título de la Patria Boba), las de Los Supremos, la de 1852, la de
1854, la de 1860, la de 1876, la de 1884, la de 1895, la de Los Mil Días… la de
liberales y conservadores, que desembocó en otro “histórico” armisticio, el del
Frente Nacional.
Y las otras, las
contemporáneas, que, como las anteriores, se han superpuesto unas a otras sin solución
de continuidad. ¿Fue histórico, como nos lo dijeron en su momento, que se
firmara un armisticio con el M-19? No, ahí seguían –y siguen- las Farc. ¿Y lo
fue que se firmara la paz con las AUC? Tampoco, ahí siguen Las Bacrim. ¿Y lo
será cuando se firme cualquier cosa que se vaya a firmar con las Farc? Para
nada: ahí seguirá el ELN. Y seguirán también las ahora omnipresentes Bacrim,
que, como el ELN, nutrirán más sus filas, porque ¿a dónde creen ustedes que van
a ir a parar los nuevos desempleados, que no saben otra cosa que ser guerrilleros,
y que, de todos modos, el sistema no les brindará ninguna oportunidad, como no
lo ha hecho nunca?
Hoy Santos, el gobernante de
los fuegos artificiales, como lo califiqué en mi artículo anterior, hace un
anuncio histórico cada día de por medio (tramitar –o más bien reformar- una
simple ley contra borrachos al volante se convierte en algo histórico). Esta semana,
sin embargo, no ha tenido necesidad de su pirotecnia comunicativa: lo han
ayudado Javier Hernández Bonnet y Carlos Antonio Vélez. Y Meluk, que nos ha
contado sobre unos cuántos hechos históricos de la Selección Colombia, que la
gente, deslumbrada por esas tonterías, ni siquiera se toma el trabajo de
analizar. Y, por supuesto, Pékerman. Porque, como digo, este es el país de los
hechos históricos.
Sólo que la historia, desde
hace doscientos años, es siempre la misma.
@samrosacruz
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